HERRAMIENTA 13. VALORACIÓN DEL PROCESO DE AUTOEVALUACIÓN

HERRAMIENTA 13. VALORACIÓN DEL PROCESO DE AUTOEVALUACIÓN

1.1¿QUÉ ES?

La valoración del proceso de autoevaluación es una etapa crítica que consiste en analizar la calidad, consistencia y efectividad con la que se ha llevado a cabo una autoevaluación institucional o de programas. Esta valoración no se centra en los resultados obtenidos, sino en cómo se desarrolló el proceso, incluyendo la participación de actores, el uso de evidencias, la aplicación de estándares y la metodología empleada.

1.2¿POR QUÉ UTILIZARLA?

 

Porque permite identificar si el proceso de autoevaluación fue riguroso, transparente y participativo. Una buena valoración asegura que los resultados sean confiables y útiles para la mejora continua. Además, fortalece la cultura de la calidad, detecta debilidades metodológicas, y ofrece criterios para perfeccionar futuras autoevaluaciones, asegurando que no solo se cumpla con una obligación, sino que se obtenga valor real del ejercicio.

 

1.3¿CÓMO IMPLEMENTARLA?

  • Establecer criterios claros para valorar el proceso (participación, calidad de evidencias, claridad metodológica, uso de resultados, etc.).
  • Diseñar instrumentos para recoger información de los participantes (encuestas, entrevistas, revisión documental).
  • Recoger evidencias sobre el desarrollo del proceso (actas, cronogramas, informes intermedios, registros de reuniones).
  • Evaluar el grado de cumplimiento del plan de autoevaluación propuesto.
  • Analizar los hallazgos y emitir conclusiones sobre la calidad del proceso.
  • Formular recomendaciones para mejorar futuros procesos de autoevaluación

 

 

1.4¿CÓMO SER MÁS EFICAZ?

FACTORES DE ÉXITO

FACTORES DE RIESGO

Criterios de valoración bien definidos y consensuados.

Participación activa y honesta de todos los actores.

Documentación clara del proceso.

Evaluación crítica y objetiva.

Retroalimentación constructiva.

Integración de mejoras en nuevos ciclos de autoevaluación.

Valoración superficial o solo formal.

Criterios poco claros o arbitrarios.

Baja participación o desinterés de los actores.

Ausencia de registros del proceso.

Falta de análisis crítico.

No aplicar las recomendaciones obtenidas.

Scroll al inicio